Hola chicas,
Todas las que han pasado por este blog, han leído algunos de mis post o las que me me siguen habitualmente, ya se habrán dado cuenta que desde mediados del año pasado he dejado de escribir y publicar artículos.
No es que quiera cerrar el blog, pero sí es verdad que después del verano me tome muy en serio aquello de los propósitos post vacacionales. Sentía que realmente me hacía falta una renovación y eliminar poco poco algunas malas costumbres, empezar otro ciclo. No se trataba solo de un asunto exterior (dietas, ejercicios, vida sana, etc) era un tema de cambiar también esos «hábitos mentales» que de alguna forma u otra nos bloquean y no nos dejan alcanzar nuestras metas, grandes y pequeñas.
Así que, una vez terminadas mis vacaciones de verano, me puse en marcha con los cambios. Pienso que nada puede alejarte más de la felicidad y la estabilidad que un entorno desordenado o en caos y en el que no te sientas cómoda. Y este fue mi primer propósito: cambiar algunas cosas de casa con las que ya no me sentía a gusto, tirar las cosas del «por si» guardadas meses en los armarios y en los cajones. Sabéis cuáles, ¿verdad? Por si adelgazo, por si le sirve a alguien, por si encuentro a alguien que lo quiera, por si engordo, por si viajo, por si me hace falta algún día…. ufffff bolsas y bolsas llenas de un sinfín de «por sí» que han ido directamente a la basura porque al final terminan almacenadas ocupando espacios en armarios y en el resto de la casa. Y sí, se nota, entrar en casa y sentir que ya nada te estorba y que todo está en perfecto orden. A mí me funciona de maravilla.
Decidí también que me olvidaría del gimnasio y de las máquinas de cardio. Mi cuerpo y mi mente me estaban pidiendo a gritos otro tipo de disciplina, ya no estaba nada motivada para correr, ni para subirme 45 minutos a la elíptica. Tenía muchas ganas de probar con el yoga y, a pesar de que me he pasado años rechazando está posibilidad, era lo que mi cuerpo y mi mente me estaban exigiendo. Era el momento y, chicas, de verdad, es una lástima no haber empezado desde hace años con esta disciplina y negarme a disfrutar de los beneficios que se obtienen practicándola. Estoy encantada; pues está es consonancia con mi forma de sentir y ver la vida.
Otra decisión importante de estos últimos meses ha sido la determinación de apartar de mi vida a personas negativas o aquellas que absorben toda mi energía y me dejan sin fuerzas. Créanme, no ha sido fácil… Pero por mi salud y por la de mi familia debí afrontar esto con firmeza pues mi mayor fortaleza y, a la vez, gran debilidad es mi capacidad de empatía. Poseo una gran capacidad de ponerme en la situación de los demás y esto, muchas veces, conlleva un sufrimiento innecesario.
Seguramente estos cambios se reflejarán en mis pequeños artículos. Lógicamente, no dejaré de escribir porque es una de mis pasiones. Pero debo ser sincera… no sé realmente por dónde me llevará mi querido blog.
De todas maneras, espero que sigan disfrutando cuando se asomen por aquí!
Con cariño,
J. H. Valois