
Crecí, como muchas mujeres de mi edad, con la instrucción y enseñanza de que para ser feliz tenía que lograr la independencia económica y ser una mujer trabajadora e independiente. Esta sería la mejor forma de sentirme realizada y ser una mujer feliz. Me aprendí bien la lección, ¡oooh sí, créanme! Sin embargo, yo, que fui hija de madre trabajadora y pasé muchas horas de mi infancia en manos de niñeras y empleadas de hogar, sabía que, llegado el momento, si pudiera escoger entre trabajar o dedicarme a cuidar de mi familia, no tendría ningún problema ni duda: estaría encantada de quedarme en casa. Eso, claro está, depende de las circunstancias de cada una. Es evidente. Hay quien no puede dejar de trabajar porque su situación económica no se lo permite, otras pensarán que el terminar una carrera con gran esfuerzo no admite tal sacrificio y habrá otras, y de estas me he encontrado muchas, que consideran humillante la opción de depender económicamente de un hombre.
Todas las opciones son respetables; pero cuando por parte de ciertas mujeres escucho frases denigrantes sobre las amas de casa me pregunto cómo podemos exigir respeto e igualdad si entre nosotras mismas somos incapaces de valorar y tener consideración por quienes, como yo, deciden dejar de trabajar por la satisfacción de estar con nuestros hijos.
Escuchar a algunas mujeres pronunciar la palabra «mantenida» no es nada agradable. Dejas de trabajar y, de repente, a los ojos de muchas, tu casa es un lugar con costumbres tradicionales, machista, conservadora… En fin, me hace mucha gracia ver como algunas de esas mujeres tienen ideas rancias y atrasadas en algunas cuestiones.
Ser ama de casa no significa estar al margen de la sociedad como una marginada sin enterarte de lo que pasa a tu alrededor o como si acabaras de caer de otro planeta. No se equivoquen. A muchas nos gusta leer la prensa y estamos al día en política, economía o en cuanto a TICs se refiere. Tampoco nos pasamos el día mirando novelas o leyendo revistas de prensa rosa.
Siempre he pensado que toda mujer debe ejercer un papel en la sociedad. Todas, incluidas aquellas a las que con vuestro tono sarcástico y despectivo llamáis mantenidas. Que lo ejercemos, y bien, trabajando 365 días al año sin vacaciones. Pero felices, eso sí, y no amargadas intentando ser unas superwomen del siglo XXI.
Las amas de casa formamos parte importante de la sociedad y de ese núcleo al que llamamos familia. Así que, queridas féminas, antes de ir por la vida enarbolando la bandera de la igualdad tenéis, que empezar por respetar y tratar de igual a igual a vuestras congéneres. Y aceptar que para muchas el discurso ultra feminista no caló, más bien, supuso una gran complicación para la mujer.
Ah, por cierto, no olvidéis incluirnos en vuestros pensamientos cuando habléis de la mujer trabajadora!!
Con Cariño,
Julia H.